¡Saludos!
Pues sí, es verdad. Heme aquí nuevamente, después de... err... tres años de ausencia. Bueno, básicamente en este tiempo he estado trabajando como docente de lengua inglesa, enseñando las maravillas del inglés a estudiantes de High School. Curiosamente, un fantástico grupo de ellos (que es amante del rol) me invitó a jugar una partida de D&D durante un día en el que sólo hubo actividades deportivas. Ese pequeño evento despertó en mí el bichito lúdico que yacía dormido, y otra vez he estado empapándome de juegos de mesa, toda la movida Print & Play, juegos de rol, etc. Así pues, ¡aquí estoy una vez más! Y lo mejor: traigo una entrada nueva. Como es costumbre, espero la disfruten.

Desde saber cuántas casillas puede mover tu ficha en Monopoly, hasta si tu guerrero-mago ha logrado un golpe crítico sobre el dragón de escamas doradas, el hecho de lanzar los dados resulta ser un momento clave en muchos juegos. Sin embargo, resulta también habitual el tener que suspender el juego momentáneamente porque tu dado de diez caras (d10) ha decidido rodar fuera de la mesa. Eso, o el ruido de los pequeños cubos, chocando y rebotando libremente sobre una superficie sólida, es el problema.
Pues bien, a continuación les ofrezco una solución fácil, efectiva, y ante todo económica para dejar de luchar por recuperar dados fugitivos, o procurar mitigar el sonido innecesario de la lanzada: ¡Su propia bandeja para dados!